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Divulgación

La Neurogénesis

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¿És posible que se autoregeneren células o estructuras nerviosas perdidas a causa de enfermedades, accidentes, operaciones...?. Parece ser que efectivamente nuestro sistema nervioso tiene capacidad autoreparadora. Recientes investigaciones abren un camino esperanzador para las personas que se ven afectadas por enfermedades o accidentes que conllevan la perdida o degeneración de material nervioso. Un gran número de enfermedades, entre ellas la Nf2 y algunas manifestaciones de la Nf1, se podrían ver muy aliviadas gracias a estos descubrimientos.

Recopilado por Francesc Valenzuela

Neurogénesis es la capacidad de generar nuevas células nerviosas.

Hasta hace muy poco, en neurobiología, se aceptaba que las neuronas, en los primates, carecían de células madre que permitieran la regeneración de las células nerviosas en el cerebro de los seres humanos adultos. Es decir, se decía que las neuronas estaban tan especializadas que habían perdido la capacidad de reproducirse. La biología mostraba que a medida que el sistema nervioso gana en complejidad, pierde en posibilidad de regeneración. Así, los lagartos y otros animales inferiores, gozan de una regeneración plena, mientras que a medida que nos acercamos al plano evolutivo del ser humano se va perdiendo esta capacidad hasta ser nula. El único tipo de regeneración aceptado en el hombre era el de la prolongación de los axones de las neuronas.
La neurogénesis en humanos adultos no era aceptada por la ciencia oficial.
Un trabajo, publicado recientemente por Gerd Kempermann y Fred H. Gage del Instituto Salk de Investigaciones Biológicas en La Jolla, viene a desmentir este concepto. Si, existe neurogénesis (desarrollo de nuevas células nerviosas) en seres humanos adultos.
Ya en 1965 Joseph Altman y Gopal D. Das del Instituto de Tecnología de Massachusetts, describieron el desarrollo de neuronas en el cerebro de ratas adultas. Estudios posteriores confirmaron el informe, pero nunca se considero (debido a los pocos recursos técnicos de entonces) prueba de que el mismo fenómeno se pudiera dar en mamíferos superiores, y mucho menos en seres humanos adultos.
Mas tarde, a mediados de los ochenta, Fernando NotteBohm de la Universidad Rockefeller, volvió a despertar el interés cuando demostró la neurogénesis en el área de aprendizaje del cerebro de pájaros adultos durante las estaciones en que estos aprendían el canto. Posteriormente, un estudio realizado por la universidad de Yale, impecable para la época, sobre el cerebro de primates adultos, no encontró pruebas de nuevas neuronas, con lo cual el tema de la regeneración quedó zanjado.
Durante esta última década, el avance constante de la tecnología y los nuevos métodos de investigación, han permitido demostrar la existencia de la neurogénesis en primates. Sin embargo el estudio requería la utilización de un marcador de las células y cortar en laminas el cerebro para su posterior tinción y examen microscópico, proceso que obviamente no podía ser realizado en seres humanos.
La solución se encontró al contar con un grupo de enfermos terminales de cáncer de laringe que donaron su cerebro para la investigación de la neurogénesis.
Entre los años 1996 i 1998 se han recogido suficientes muestras, que demuestran la existencia, en todos los casos, de nuevas neuronas.

La existencia de la neurogénesis en humanos adultos es importante, pero no es suficiente, si no conocemos cuales son los mecanismos que la producen, y de que modo pueden ser utilizados para corregir posibles lesiones nerviosas producidas por enfermedades, accidentes y operaciones.
A comienzos de los años sesenta un experimento realizado por Mark R. Rosenzweig de Berkeley, en el que se comparaba un grupo de ratones que vivían en condiciones "monacales" de laboratorio, con otro grupo al que se les procuró un entorno de bienestar (compañía de otros ratones, jaulas cómodas, juegos, espacio para moverse y explorar), demostró que estos últimos presentaban un incremento de masa cerebral, diferencias en la bioquímica cerebral, y incremento de interconexiones entre las células nerviosas. Desde entonces los neurobiologos, están convencidos de que un incremento del bienestar incide la arquitectura cerebral de una forma muy positiva.
El cerebro humano tiene capacidad autoreparradora
Las nuevas técnicas, han permitido demostrar que, el cambio no es únicamente de arquitectura, sino que los ratones que han gozado de condiciones de bienestar, desarrollan un 60 por ciento más de nuevas células que los otros.
El resultado anterior, no es muy sorprendente, si tenemos en cuenta que se ha observado que un cierto tipo de hormonas llamadas glucocorticoides inhiben la proliferación celular de las neuronas. Estas hormonas son fabricadas en la glándula suprarrenal, la cual es excitada en condiciones de estrés. Esto significa que el estrés, indirectamente, inhibe un posible proceso de regeneración nerviosa.
En recientes investigaciones, se ha demostrado que las células madre no tan solo poseen la capacidad de producir distintos tipos neuronales, sino que además las células producidas tienen la capacidad de migrar a otras estructura cerebrales, mimetizando (adoptando las mismas características) a las de su entorno y estableciendo conexiones con sus nuevas vecinas.
El cerebro tiene capacidad autoreparadora, así pues, ¿porqué no emplea con regularidad dicho potencial?. ¿Podría utilizarse para corregir estados patológicos?
Experimentos realizados con distintos tipos de substancias revelan que la neurogénesis es afectada por estas de muy diversas maneras, inhibiendo o activando la regeneración celular de forma muy distinta según sea el área del cerebro o el tipo celular al que afecte. Así se ha comprobado (en animales de laboratorio) que la inducción de crisis epilépticas, accidentes cerebrovasculares y otros estados patológicos, pueden activar la neurogénesis.
Aunque en un futuro quizás se podrán realizar transplantes de células madre del cerebro, o utilizar otros medios para activar la neurogénesis, hoy en día el panorama resulta todavía demasiado complejo como para extraer consecuencias practicas de estos descubrimientos.

Experimentos con ratones demuestran que las condiciones de bienestar afectan a la producción de neuronas.

Extraído del articulo "Regeneración de las células nerviosas en adultos", de la revista INVESTIGACION Y CIENCIA de Julio del 1999.

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